Kingsport Festival. El eurogame lovecraftiano March 21 2015

Hoy os traemos la reseña de otra de las más recientes novedades de Devir y uno de los juegos propuestos en nuestra primera Game Sessions: Kingsport Festival. Este juego diseñado por los italianos Andrea Chiarvesio y Gianluca Santopietro fue publicado por Stratelibri el año pasado y basa su sistema de juego en Kingsburg (2007), pero pasando de la ambientación medieval y dándole un giro cthulhiano a la historia. Y que os podemos decir, ¿no es mucho más divertido ser un sectario tratando de conseguir el fin del mundo invocando a los Dioses Primigenios? Nosotros creemos que sí.

Descripción

En Kinsgport Festival deberemos utilizar los recursos que nos concederán las diferentes divinidades cthulhianas disponibles para expandir el control de nuestra secta por la ciudad. Habrá que optimizar esos recursos y conseguir el máximo número de puntos de secta sin llegar a perder completamente la cordura ni descuidarnos de los ataques de los investigadores. Y todo esto con elementos muy interesantes de azar y poca pero decisiva interacción entre jugadores, que lo convierten en un juego muy completo indispensable para los amantes del género.

¿Con quién lo jugamos?

El juego está pensado para jugarse de 3 a 5 jugadores, si bien nosotros recomendamos jugarlo a partir de 4. ¿Por qué? Porqué la lucha por conseguir el favor de los dioses es mayor contra más jugadores y las posibilidades de recuperar cordura se reducen en la misma medida, mientras que la partida no pierda agilidad aumentando el número de jugadores que tomen parte. La duración del juego marcada por el fabricante es de 90 minutos, bastante ajustada en cuanto los jugadores dominan las diferentes fases del juego, pero en cualquier caso se trata de un juego finito limitado a 12 turnos de juego.

Cuestiones de ambientación al margen, Kingsport Festival es un juego relativamente sencillo: los turnos tienen fases muy marcadas, hay poco texto en las cartas y al final el objetivo del juego es conseguir puntos de victoria. Por tanto, no lo clasificamos como un juego complicado en absoluto y es fácil jugarlo a partir del tercer o cuarto turno.


¿De qué va esto?

Es año de festival en la ciudad de Kingsport y cada jugador representa una facción de sectarios de los Mitos de Cthulhu que intentará conseguir el mayor número de puntos de secta posibles en 12 turnos de juego. Para ello rezaremos a los diferentes Dioses y emplearemos las recompensas que cada uno nos proporcione para controlar las diferentes localizaciones de la ciudad.

¿Cómo jugamos?

Antes de comenzar deberemos seleccionar dos cartas al azar que marcaran el escenario general de la partida: la carta de escenario y, en el caso que corresponda, la carta de festival. Esta última deberá permanecer tapada hasta el final de la partida y puede modificar la puntuación con la que lleguemos al final del turno 12. La carta de escenario condiciona la partida desde el inicio y marca los turnos en los que hay incursión, es decir cuando los investigadores – que son los malos en esta ocasión – entran en juego para combatir a los sectarios. Hecho esto comenzaremos la partida controlando la casilla central del tablero, con dos recursos a nuestra elección y diez puntos de cordura.

Al inicio del turno todos los jugadores lanzaremos los tres dados y en función del resultado total de la tirada ordenaremos los peones en la cola de iniciativa: el peor resultado marcará el jugador inicial y los dos peores recuperarán cordura en este momento.

Esa misma tirada es la que nos permitirá en la primera fase del turno rezar a los dioses. Por orden de iniciativa, cada jugador distribuirá sus dados como quiera colocándolos sobre las cartas de Primigenio disponibles. Puede poner uno, dos o los tres dados, pero no puede dividir el resultado de un dado. Una vez un jugador coloque sus dados sobre un Dios, éste queda bloqueado salvo en el caso del Faraón Amarillo, que puede acoger dados de cualquier jugador. Los Primigenios de valor más bajo dan poca recompensa, mientras que los de valor más alto nos darán cosas más molonas. Eso sí, cobrándose el precio justo en cordura. Así podremos obtener los tres recursos disponibles del juego – Maldad, Destrucción y Muerte – hechizos, puntos de magia y en el mejor de los casos algún punto de secta. ¿Para qué utilizaremos toda esta mandanga? Los recursos nos servirán en la fase de expansión para controlar las diferentes localizaciones del tablero. Los hechizos de Maldad nos servirán para aumentar el poder de nuestros recursos, los de Muerte para defendernos de los investigadores y los de Destrucción para conseguir puntos de secta adicionales. Los puntos de magia, como su propio nombre indica, nos permitirán lanzarlos.

Una vez hayamos recolectado estas recompensas y nos hayamos descontado los puntos de cordura en el caso que sea necesario, pasamos a la fase de expansión. En ella, por orden de iniciativa, los jugadores podrán ir controlando las localizaciones del tablero. No podemos hacerlo libremente, ya que para conquistar un territorio debemos seguir unas líneas trazadas en el tablero. A diferencia de la primera fase aquí no se bloquean localizaciones por lo que una vez pagado el coste y sin incumplir las conexiones entre ellas, varios jugadores pueden expandirse a la misma ubicación. Controlar una localización nos da puntos de secta y habilidades permanentes que pueden proporcionarnos cordura, puntos de magia, fuerza en combate u otras habilidades especiales.

Después se llevará a cabo la última fase, la fase de incursión. Ésta no tiene lugar siempre, solamente en los turnos marcados en la carta de escenario seleccionada al azar al inicio de la partida. Hay cuatro mazos de investigador, con cuatro niveles de dificultad: básicamente tienen más fuerza y más mala leche a medida que avanzamos en el juego. Además hay un mazo de cartas de evento del que se muestra la primera inmediatamente antes de destapar la carta de investigador. Ésta puede facilitarnos o dificultarnos el encuentro. Para resolver la incursión simplemente comparamos fuerzas: si sumando todos los bonificadores, hechizos incluidos, superamos la fuerza del investigador lo derrotamos y si no, fracasamos. Derrotar a un investigador puede dar algún punto o recurso adicional, pero sobretodo lo que nos interesa es no recibir el mal rollo del mismo, ya que puede provocarnos perder localizaciones controladas.  ¿Hay manera de prepararse para las incursiones? Pues sí, ya que determinados Dioses y localizaciones permiten hacer una acción de prever, lo que nos da la posibilidad de mirar una de las dos cartas. Ésta pequeña ventaja puede ser decisiva especialmente en las incursiones más complicadas.

Valoración del Concilio de Jugones

Cuando encaramos este juego lo hicimos con ciertos temores, ya que pese a ser auténticos Cthulhu-lovers no solemos prodigarnos demasiado en los eurogames. Pero Kingsport Festival nos ha dado elementos suficientes para disfrutar partidas con la dosis mínima de mala leche que necesitamos. Porqué si bien carece de interacción directa, la mecánica de bloquear Dioses colocando los dados hace que con una oteada rápida a la mesa condiciones la estrategia de los jugadores que vienen detrás en orden de iniciativa.

Así mismo, las cartas de escenario, investigador, evento y festival hacen que la rejugabilidad sea muy alta. Además esta última hace que el resultado al final de los 12 turnos de juego pueda dar vuelcos inesperados. Esto junto con los beneficios que reciben los jugadores con peores tiradas en forma de iniciativa y cordura hace que el juego sea equilibrado y que siempre estés en disposición de disputar la partida. Y además tenemos la dosis justa de azar gracias a los dados, indispensable para los jugadores apasionados de los juegos temáticos.

También entre nuestros jugadores de las Game Sessions tuvo muy buena acogida. La única crítica que recibió el juego fue por una cuestión de componentes de juego: quizás un token de localización para cada jugador, para no tener que controlar la habilidad del edificio directamente del tablero cuando controlamos ayudaría a no perder el control de todas las habilidades que vamos acumulando. Salvo por ese pequeño detalle – ya habréis visto los que nos seguís que nunca hablamos de los componentes del juego cuando analizamos un juego – los cinco jugadores que llevaron a cabo la partida acabaron locos y satisfechos.

Por todo ello, Kingsport Festival resulta un eurogame atípico, pero un eurogame al fin y al cabo. La ambientación y la mecánica van de la mano, tenemos el componente justo de interacción entre jugadores y de azar, pero no deja de ser un juego de gestión de recursos. No lo decimos como una crítica, todo lo contrario, ya que consideramos Kingsport Festival como un buen juego para todos los niveles que completa el abanico con juegos de ambientación Lovercraft disponibles. En resumen, Kingsport Festival es a día de hoy el eurogame lovecraftiano.

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Autor: Sergi Calzada