Manila. Un sencillo juego de inversiones September 10 2015



Hoy dedicamos nuestra reseña a Manila, un juego clásico diseñado por Franz-Benno Delonge y publicado en 2005 por Rio Grande Games en inglés, que la editorial Devir acaba de reeditar este verano en castellano. Trabajadores, apuestas, subastas… demasiadas palabras que suenan muy bien como para dejarlo pasar. Si os pasa como a nosotros, os invitamos a seguir leyendo y acompañarnos en nuestro viaje clandestino por la bahía de Manila.

Descripción

Manila es un juego de estrategia, subastas y apuestas en el que deberemos ser el jugador que termina la partida con más dinero en nuestra reserva. Para hacerlo deberemos colocar a nuestros trabajadores en las diferentes zonas del tablero, la cual cosa nos proporcionará dinero si se cumplen una serie de condiciones. Si somos capaces de preverlas y arriesgamos en nuestras apuestas conseguiremos suculentos beneficios. Estos nos servirán para invertirlos ronda a ronda en ostentar el cargo de jugador inicial y comprar materias primas que nos darán puntos adicionales al final de la partida. ¿Conseguirás ser el jugador que realice las inversiones más rentables?


 
¿Con quién lo jugamos?

Manila está pensado para un rango de entre 3 y 5 jugadores con partidas de una duración aproximada de 60 minutos. Esto último es relativo, ya que el condicionante de final de partida es que un recurso haya llegado a puerto en cuatro ocasiones. Como en todos los juegos que hay subastas, pensamos que es mejor jugarlo con cuanta más gente posible por lo que lo recomendaríamos con 4 o 5 jugadores ya que los turnos son ágiles y dinámicos.

No hay excepciones en el reglamento y salvo dos de las localizaciones – la barcaza pirata y la aseguradora – las acciones son fáciles de entender. Si a esto le sumamos una secuencia de turno muy regular, con dos partes bien diferenciadas, convierte a Manila en un juego ideal para aquellos eurogamers a los que se les queden ya pequeños los juegos de iniciación y a cualquier jugador al que le atraigan los juegos en los que se gestiona e invierte dinero.

¿De qué va esto?

En plena dominación española el mercado negro florece en el puerto de Manila. Los contrabandistas salen a la mar con sus cayucos cargados de jade, sedas, nuez moscada y ginseng tratando de venderlo al mejor precio en los muelles, arriesgando su dinero en una travesía marítima corta pero sujeta a los piratas y las inclemencias del tiempo. Solo el que consiga amasar la mayor fortuna controlará ese mercado clandestino y con ello, el puerto de Manila.

¿Cómo jugamos?

Al inicio de la partida cada jugador recibe tres peones que representan a sus secuaces – cuatro si se trata de una partida a 3 jugadores – 30 monedas y 2 cartas de materia prima al azar. Estas cartas, que una vez comenzada la partida solo pueden comprarse si se ostenta el cargo de jefe o jugador inicial, proporcionan al jugador dos cosas. La primera, y más importante, dinero al final de la partida: las cambiaremos por monedas en función del precio de mercado que haya adquirido cada una a lo largo de la partida. La segunda, la posibilidad de hipotecarla a cambio de 12 monedas si nos quedamos sin blanca. Pedir ese préstamo no es bueno, ya que al final de la partida descontaremos 15 monedas por cada carta hipotecada, pero nos permitirá rehacernos de una mala racha en un momento dado.

Cada turno se divide en dos fases muy bien diferenciadas: la fase de subasta, donde se elige al jefe de los contrabandistas, y la fase de colocación de secuaces y navegación de chalanas. Ostentar el cargo de jefe le concede al jugador una serie de ventajas. La primera, ser el jugador inicial en la segunda fase del juego y en consecuencia ser el primer jugador en colocar secuaces en juego. La segunda es poder comprar una carta de materia prima de la reserva. La compra es voluntaria y el precio de la carta es el precio de mercado de la materia prima, siendo 5 monedas el mínimo a pagar. La tercera y última es la de decidir que tres de las cuatro materias primas salen en las chalanas y desde que posiciones lo hacen, dando cierta ventaja inicial a alguna o algunas de ellas y sacando del mercado la que menos nos convenga. La elección del jefe se realiza por subasta: el primer jugador fija un precio de salida y uno a uno en el sentido de juego los jugadores deberán ofrecer una cantidad superior de monedas o pasar. Ni faroleo ni especulación: o subes, o pasas. Y una vez se pasa, el jugador no puede reengancharse a la puja y queda excluido de la elección.






La segunda fase consta de tres turnos en los que los jugadores, por orden de juego y comenzando por el jefe de los contrabandistas, colocarán uno de sus secuaces en una zona disponible del tablero pagando el precio correspondiente. Cuando todos lo hayan hecho, se tirarán los dados que marcarán cuanto se mueven las chalanas: para llegar a puerto deberán conseguir avanzar 14 espacios en el tablero en esos tres turnos o irán a los astilleros.

Pasamos a resumir estas localizaciones. En primer lugar, las mismas chalanas incluyen 3 o 4 huecos para secuaces, dependiendo del producto. Si llega a puerto, los secuaces se reparten el valor de la chalana a partes iguales, si bien el coste de ocupar la casilla se incrementa, por lo que es interesante ser los primeros en colocar nuestro trabajador para mejorar el rendimiento de nuestra inversión. En el puerto hay tres zonas donde iremos alojando las chalanas en orden de llegada. Podremos colocar nuestros secuaces en cualquiera de esos tres huecos en función de si creemos que llegarán a puerto una, dos o las tres: a menor coste mayor beneficio, pero mayor riesgo. Los astilleros funcionan de la misma manera pero con los cayucos que no llegan al puerto. La última localización que da rendimiento económico es la aseguradora, que siempre cobra 10 monedas pero que debe hacerse cargo del coste de las chalanas que llegan a los astilleros. Las dos restantes, el piloto y el ayudante, y el barco pirata no dan dinero directamente pero proporcionan ventajas tácticas en el juego. Las dos primeras pueden mover adelante o atrás las chalanas antes de la tercera tirada dos y un espacio respectivamente. Esto puede ayudarnos a conseguir que las barcazas lleguen o no a puerto en función de donde hayamos colocado al resto de nuestros secuaces. La tercera, el barco pirata, nos permite substituir por el nuestro, algunos o la totalidad de secuaces que vayan sobre una chalana. Pare ello la balsa debe caer en la casilla número 13 del recorrido con la tirada de dados. Además podremos decidir si la chalana va al puerto o a los astilleros y siempre cobraremos el valor de la misma. 


Cuando una materia prima ha sido vendida cuatro veces y, por tanto, su valor de mercado haya llegado al máximo, termina la partida. En ese momento cambiaremos nuestras cartas por el valor en monedas de las mismas basándonos en el valor de mercado que hayan obtenido las materias primas a lo largo del juego. También pagaremos nuestras deudas, representadas por las cartas hipotecadas. Al final, el jugador más rico gana la partida y habrá demostrado ser el mejor inversor del grupo.

Valoración del Concilio de Jugones

Ya tras la primera partida Manila nos sorprendió gratamente al confirmar que se trataba de un juego de normas sencillas pero cierta profundidad estratégica, en el que calcular la rentabilidad de nuestras acciones y el riesgo de las mismas resulta clave. Exacto, no es un worker placement al uso, aunque recree dinámicas de estos juegos, ni mucho menos un gestión de recursos. Manila es un juego basado en inversiones y apuestas en el que además dispondremos de herramientas para la interacción entre jugadores.

En primer lugar la subasta para ser el jugador inicial. ¿En qué punto deja de ser rentable ofrecer 15 o 20 monedas? Las ventajas que nos dan son muchas. Por un lado regulamos los precios de mercado y la duración de la partida al poner en juego una u otra materia prima. Por otro nos permite comprar cartas de materia prima, cosa muy interesante especialmente cuando su cotización es baja. Obviamente, si combinamos ambas cosas podremos hacer que una inversión inicial baja en cartas se convierta en muchos puntos de victoria al final de la partida. Pero es que además nos permite ser el primer jugador en colocar nuestro secuaz, cosa siempre interesante siempre que hay workers por medio.

Pero el cálculo de riesgo en las inversiones no termina en la primera fase. En Manila debemos pagar siempre que coloquemos secuaces en el tablero. ¿Iremos a por inversiones seguras con poco riesgo y poco beneficio o nos la jugaremos en zonas del tablero que nos reporten mayores dividendos? Es otra de las decisiones que deberemos tomar en Manila. Ronda a ronda deberemos “apostar” cuantos barcos llegarán a puerto y cuantos se quedarán por el camino y colocar a nuestro secuaz según nuestro pronóstico… ¡siempre y cuando la localización esté disponible!

En definitiva, consideramos muy acertada la fusión de estas dos dinámicas, que tienen por resultado un juego más corto y ligero que Alta Tensión pero con más estrategia y menos aleatoriedad que juegos puros de apuestas como Banjooli Sheet, Sheep Race o Camel Up.

Valoración de los Curiosity Gamers:

En la sesión del pasado 13 de agosto incluimos Manila al programa de las Game Sessions. Se jugaron dos partidas con un total de 10 jugadores, que disfrutaron del juego en dos partidas muy diferentes. En la primera, que terminó más ajustada, se reguló mucho más el final de la misma y el precio de mercado de las materias primeras. En la segunda, muy rápida, tuvo mucha influencia el reparto inicial de cartas. Las pujas por el jugador inicial fueron mucho más altas y rápidamente se buscó el final de partida vendiendo uno de los productos en cada ronda de juego.

Nuestros gamers han valorado Manila con un notable, destacando por encima de todo su diseño: las chalanas, peones y el diseño del tablero lle llevaron gran parte de los elogios. Consideraron el juego como sencillo pero con bastante estrategia y con poca interacción entre jugadores, ideal para los eurogamers que comienzan a buscar dinámicas nuevas más allá de la gestión de recursos más pura.



Estas son algunas de las respuestas que nos dieron nuestros gamers:

¿A que juego te recuerda? Un poco a Rialto (Ibrahim).
¿Qué es lo que más te ha gustado? La dinámica de subasta (Javi).
¿Y lo que menos te ha gustado? El azar en forma de dados puede no gustar a los amantes de los eurogames más puros (Janis).
¿Qué le preguntarías al autor/editorial? Cual fue el detonante para elegir el tema (Francesc).

En resumen, Manila causó buenas sensaciones entre nuestros gamers en ambas rondas de juego gracias a una explicación ligera y a sus dinámicas.

Autor: Sergi Calzada