Dungeon Bazar. O cómo hacerse rico vendiendo barato y timando a aventureros. April 14 2015



La semana pasada tuvimos la posibilidad de conseguir un ejemplar de caja abierta de un juego que solamente conocíamos de vista: Dungeon Bazar. Más allá de la estética de parodia de las Mil y Una Noches y de la valoración de la BGG admitimos que no sabíamos gran cosa de este juego diseñado por los italianos Paolo Cecchetto, Simone Luciani y Daniele Tascini en 2014 y editado por Cranio Creations. Y como probarlo era demasiado tentador no tardamos en sucumbir. En las siguientes líneas os explicaremos más sobre este juego que nos sorprendió gratamente.

Descripción

Dungeon Bazar es un juego de estrategia de en el que los jugadores deberán conseguir la mayor cantidad de dinero posible al final de las tres rondas de juego. Para ello deberán recopilar diferentes objetos con sus esbirros y vendérselos a los aventureros que quieren explorar la mazmorra y enfrentarse al dragón que la habita.

¿Con quién lo jugamos?

El juego está diseñado para 2 a 5 jugadores con un único modo de juego de tres turnos de duración. Sin descartarlo para dos, porqué funciona, recomendamos jugarlo a partir de tres jugadores para sacar más rendimiento a la dinámica de draft con la que se obtienen los artículos que intentaremos vender a los héroes. Tiene una duración de entre 45 minutos y 1 hora, pero creemos que incluso pueden ser más rápidas en partidas de 2 y 3 jugadores.

Dungeon Bazar no es un juego familiar. Reconozco que nos esperábamos un juego más simplón, pero tras la leída de reglamento previa a la primera partida ya vimos que el juego constaba de varias dinámicas que sin ser complejas lo situaba en un escalón superior a los juegos familiares o de iniciación. Unas herramientas que satisfarán, desde la primera partida, a los jugadores de juego europeo de nivel medio.




¿De qué va esto?

A la entrada de la mazmorra donde habita el peligroso dragón han florecido una serie de negocios donde los héroes se equipan antes de adentrarse. No son negocios de categoría, son más bien unos Todo a Cien en los que los astutos comerciantes se aprovechan de la tacañería de los aventureros para colocar productos de saldo. Lo que no saben los intrépidos héroes es que los jugadores tienen un acuerdo con el dragón para venderles equipamiento de cutre salchichero y que fracasen en su intento por saquear su tesoro.  

¿Cómo jugamos?

Al inicio de la partida cada jugador recibe una ficha de personaje: hay cinco disponibles y cada uno de ellos tiene dos habilidades en cada una de sus caras. Elegiremos la que más nos guste, lo que nos dará un beneficio durante la partida, y recibiremos también el peón correspondiente con el que nos moveremos por la mazmorra. También comenzaremos con una cantidad de dinero inicial y nuestros goblins, esbirros que colocaremos por la mazmorra para obtener los productos que venderemos posteriormente.

Después configuramos la mazmorra utilizando las nueve fichas de mapa y distribuiremos al azar los mazos donde encontraremos los objetos, los hechizos, los personajes no jugadores y las fichas de favor del dragón. Hay seis mazos de objetos diferentes, un hechizo anual que estará siempre disponible a lo largo de la partida y un hechizo de temporada que cambiará en cada ronda de juego. Las fichas de favor del dragón nos permitirán realizar acciones adicionales y controlar a los PnJ’s: el orco que equivale a dos goblins en el recuento de mayorías y el contable que nos dará dinero adicional. Al mismo tiempo se separan los tres mazos de héroes. Cada ronda giraremos dos cartas, que nos marcan las monedas de oro que el héroe gastará en el bazar y los objetos que le interesan.

El juego se divide en tres grandes fases. En la primera, cada jugador dispondrá de turnos sucesivos compuestos por tres acciones. Para establecer el orden de juego, los jugadores harán una puja secreta con las monedas de su reserva que quieran invertir en iniciativa. Como acción, podemos mover a nuestro comerciante a una casilla adyacente que tenga una puerta abierta, abrir una puerta, colocar un goblin en una habitación o gastar una ficha de favor del dragón. Una vez haga las tres acciones, pasaremos el turno al siguiente jugador que podrá realizar a su vez tres acciones, y así sucesivamente hasta que nos quedemos sin goblins o decidamos salir de la mazmorra. La primera persona en hacerlo ganará una moneda adicional pero no podrá seguir actuando esa ronda.

Una vez todos los jugadores hayan agotado sus opciones pasamos a la siguiente fase, en la que se comparan la influencia de cada uno de los jugadores en las diferentes habitaciones. Primero lo haremos donde haya hechizos, en las que el jugador con mayoría podrá robar y jugar la carta en cuestión. Pasaremos después al resto de habitaciones donde están los diferentes mazos de cartas. En ese caso se cogen tantas cartas como jugadores implicados en la habitación más una y el jugador con mayoría de representación elige la que más le convenga y pasa el mazo al siguiente. La carta que no se compra en el draft, irá a la pila de descartes. Los objetos se dividen en ocho tipos y tienen un precio de venta que oscila entre 1 y 9 monedas de oro.




Por último pasamos a la fase de compra, en la que los héroes comprarán de manera automática el objeto de su interés que esté disponible por el precio más bajo posible. Aquí es donde radica la gracia del juego, ya que en algunos mazos, como el de armas o el de armadura, puede que no consigamos los objetos deseados por los héroes. Además si conseguimos venderle a un aventurero basura, el dragón nos premiará con una ficha de favor. Al final todos los comerciantes deberán cambiar los objetos que no hayan conseguido vender por dos monedas de oro, giraremos dos héroes nuevos y comenzaremos de nuevo la fase uno.

Valoración del Concilio de Jugones

Como he dicho anteriormente, Dungeon Bazar nos sorprendió. Lo reconozco, nos esperábamos un juego más tontorrón y nos topamos con un juego en el que nuestro objetivo parecía incoherente: hacernos ricos vendiendo barato.

El juego incorpora varias dinámicas típicas del juego europeo como la subasta, la colocación de trabajadores, el sistema de mayorías y el draft de cartas. Pero el dominio de todas ellas no te garantiza un buen resultado en la partida si no tenemos en cuenta los hechizos y el favor del dragón. Los primeros permiten conseguir grandes beneficios estratégicos o económicos y el segundo equivale a cinco monedas de oro al final de la partida y te permite hacer un montón de cosas durante la misma.

Con pocos jugadores el control de las cartas es más sencillo, ya que el draft es proporcional al número de jugadores que toman parte en la partida. Del mismo modo los jugadores pueden diversificar sus esfuerzos más a la hora de buscar los objetos que interesen a los héroes, especialmente en la segunda y la tercera fase en la que los aventureros requieren más objetos y más variados. Sólo hay un mazo en el que buscas sí o sí: la basura. Es el más impredecible, pero es el que te da más beneficios tanto directos o indirectos, ya que son objetos baratos y si los colocas consigues el favor del dragón.

En definitiva, puede que Dungeon Bazar no cambie la historia de los juegos de mesa, pero tampoco es necesario. Las diferentes posibilidades lo convierten en un juego estratégico pero al mismo tiempo dinámico, con rejugabilidad elevada y una ambientación que si bien no resulta decisiva es graciosa. Un buen juego que aporta algo diferente a los amantes del eurogame más tradicional.

Autor: Sergi Calzada