Parade. Tan divertido como sencillo July 07 2015 1 Comment



Hoy os traemos en The Curiosity Blog la reseña de Parade, probablemente el juego que más nos ha sorprendido desde que hace un año y medio abrimos la tienda. Ni es nuevo, ni es grande, ni lleva tropecientas miniaturas. Entonces, ¿dónde está la sorpresa? Pues está en las horas y horas de risas que nos ha proporcionado este pequeño juego de cartas del nipón Naoki Homma, publicado por Z-Man Games en 2007. ¿Queréis saber cómo este juego que podía haber pasado sin pena ni gloria por las estanterías de The Curiosity Shop pero se ha convertido en uno de los fillers de cabecera del Concilio de Jugones? Os desvelamos el misterio un poco más abajo.

Descripción

Parade es un juego de cartas en el que deberemos ser el jugador con menos puntos acumulados a lo largo de la partida. Todos los jugadores tendremos una mano de 5 cartas y, en nuestro turno, estaremos obligados a jugar una de ellas a la cola del desfile, la cual cosa puede hacernos sumar puntos. ¡O no, siempre que juguemos correctamente nuestras bazas y tengamos un poco de suerte! Parade es un juego de cartas numéricas en el que deberemos tomar en cada turno la decisión correcta para tratar de llevarnos cuantos menos puntos sea posible y donde cada carta que jugamos complica la vida al jugador que viene detrás.



¿Con quién lo jugamos?

El juego comprende un rango de 2 a 6 jugadores, con partidas de entre 30 y 60 minutos. Se trata de un juego 100% escalable, ya que se juega perfectamente con dos jugadores, convirtiéndose en un juego más estratégico en el que en bastantes ocasiones podremos colocarnos cartas que nos interese robar más adelante. A medida que incrementamos los jugadores el juego se convierte más en una lucha por la supervivencia, en el que la mayoría de ocasiones el mal menor suele ser la mejor de las soluciones.  Más caótico, en definitiva, pero más distendido. También lógicamente, contra más participantes en la partida más suele alargarse. Pero los turnos son dinámicos y, salvo momentos puntuales, no tienes la sensación de estar con los brazos cruzados.

Las normas son muy sencillas y muchas de ellas nos recordarán rápidamente a juegos clásicos, por lo que solemos recomendarlo tanto a un público familiar como a uno más específico. No hay texto en las cartas y, pese a que la edición es en inglés, no tiene ningún tipo de dependencia de idioma. Ambas cosas lo convierten en un juego perfectamente accesible para todos los públicos.

¿De qué va esto?

Los personajes de Alicia en el País de las Maravillas se han juntado a la hora del té y han organizado una Parade. A medida que avancen los turnos se irán incorporando nuevos invitados a ella… ¡pero como siempre hay que dejar salir antes de entrar! Así que a falta de una Reina de Corazones que imparta justicia, los jugadores irán robando cartas cuando el desfile se descontrole.

¿Cómo jugamos?

Al inicio de la partida barajamos el mazo y damos 5 cartas a cada jugador, lo que configura su mano inicial. Después, sacamos 6 cartas boca arriba y las dejamos en fila en el centro de la mesa, configurando la Parade. El desfile tiene cabeza y cola, por lo que dejaremos el mazo de robo en un lugar que nos ayude a recordar el sentido del mismo. Estas cartas tienen dos tipos de información. Por un lado su valor numérico, que varía del 0 al 10, y por otro su palo. Hay seis palos diferentes, cada uno asociado a un color y a un personaje de Alicia en el País de las Maravillas: Alicia, El Sombrerero Loco, El Gato de Cheshire, el Conejo Blanco, el Dodo, y Humpty Dumpty, también conocido como el Sr. Huevo.


Tras determinar el jugador inicial, comienza el turno del primer jugador. En su turno, todos los jugadores están obligados a jugar una carta a la cola de la Parade. Cuando lo hacen, debemos comprobar si éste debe robar cartas. Para hacerlo contamos tantas cartas como valor numérico tenga la carta jugada y comprobamos si las cartas que quedan por delante cumplen una de estas dos condiciones: son del mismo color o su valor numérico es igual o inferior a la carta jugada. El jugador activo deberá robar todas las cartas que cumplan una de estas dos condiciones y colocarlas boca arriba delante suyo. Hecho esto deberá robar una carta del mazo, volviendo a tener cinco en la mano, y pasar el turno al siguiente jugador.


El juego continúa hasta que se cumplen una de estas dos condiciones de final de partida: se termina el mazo de robo o un jugador roba cartas de los seis palos de la baraja. Llegados a este punto jugaremos una ronda más normalmente, pero no robaremos carta. Cuando termine la ronda, todos los jugadores a la vez descartaremos boca abajo dos de las cuatro cartas que nos quedan en la mano y, colocaremos las otras dos en nuestra zona de juego junto con las cartas que nos hemos visto obligados a robar a lo largo de la partida.

Llegados a este punto procedemos al recuento. Cada jugador tendrá tantos puntos como sumen el valor de las cartas numéricas que haya robado a lo largo de la partida, pero con una excepción. Deberemos comprobar quien es el jugador que más cartas tiene de cada uno de los seis palos de juego. Esas filas de cartas no sumaran de manera normal, sino que lo harán con un punto por cada carta. Con la suma final, el jugador con menos puntos gana la partida.

Valoración del Concilio de Jugones

Parade es un juego de reglas sencillas y pocas opciones: juegas y robas. No hay mecanismos de descarte salvo en la última ronda, ni acciones especiales o cosas por el estilo. Eso hace que algunas cartas se calienten rondas y rondas hasta que llega el momento adecuado de jugarlas. ¿Y cuándo es ese momento? Depende, ya que la situación puede dar un giro en cualquier momento. En la mayoría de casos ese momento ideal no llega nunca, con lo que deberemos intentar minimizar daños, robando las cartas de menor valor posible o apostando decididamente por uno de los seis palos, intentando terminar siendo el jugador con más cartas para reducir su valor. Llegados a ese punto contar cartas y tratar de ver cuando estamos “salvados” y no robar más cartas de la cuenta suele ser una buena estrategia. Pero poco más. Puede que esa sencillez y rigidez decepcionen a determinados grupos de jugadores expertos, pero convierte a Parade en un juego para toda la familia.

Hasta ahí la parte objetiva de la valoración. Ahora, dejamos paso a las sensaciones. Seguramente os preguntaréis ¿cómo puede ser que los mismos que se vician a juegos como Firefly, Sons of Anarchy o Dead of Winter hablen tan bien de un juego de cartas numéricas? Es cierto, a priori Parade no era nuestro perfil. Pero es una evidencia que nos ha enganchado como lo hicieron en su momento otros juegos de cartas como Smash Up o Bang!.Y eso es porqué como en muchos otros juegos saca lo peor de nosotros mismos. Cada vez que en Parade juegas una carta, pones en aprietos al jugador que viene después en la secuencia de turno. Cada “piedra” que sueltas, se convierte en un obstáculo que deberá ser esquivado por todos los jugadores. Cada carta que dejamos de robar, supone un nuevo quebradero de cabeza al conjunto de la mesa. Incluso cada carta que robamos, puede hacer que un jugador pierda la mayoría en uno de los palos y sume un número de dos cifras en su contador de puntos final. Y no nos engañemos, ver como los demás lo pasan mal valorando cual es la menos mala de las opciones es muy gracioso. Si a esto le sumamos que las partidas son rápidas, convierte a Parade en el complemento ideal a una sesión de juegos sesudos y densos.

En definitiva, al menos para nosotros Parade ha resultado ser un juego tan divertido como sencillo. ¿Puede que a alguien pueda parecerle simplón? Puede, es evidente. Pero lejos de menospreciarlo nosotros valoramos esa simplicidad como algo positivo en un filler ideal para cerrar nuestras sesiones de juegos.  

Autor: Sergi Calzada